Nos proponemos difundir la historia de la Universidad de Sonora, para lo cual ya se han publicado cuatro libros. Además, nos proponemos opinar sobre política educativa y el conjunto de circunstancias que inciden sobre la educación pública. Se trata de una labor enraizada en el estudio de la historia de nuestro país y a ella habremos de dedicar también nuestro trabajo.

LA "CULTURA" PRIISTA DE LA CORRIENTE DORADA




La corriente dorada, que ha controlado la dirección del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (STAUS) desde las últimas cuatro elecciones, cada vez se parece más al PRI. El actual Comité Ejecutivo está compuesto no sólo por profesores, sino también por burócratas con nulo interés sindical, más preocupados por alejarse del aula de clase y de su promoción personal que de resolver los problemas de los agremiados a quienes dicen representar. No es extraño que algunos de ellos reaccionen con enojo ante la menor crítica a su muy precaria gestión sindical; se molestan ante el menor señalamiento diferente a sus ideas y no quieren que los toquen ni con el pétalo de una insinuación, como si no conociéramos los desplantes mercantilistas y la falta de compromiso académico de alguno de ellos. Hoy mismo están más preocupados por reformar el estatuto, en una clara asimilación del reformismo priista que tiene de cabeza al país, que de atender los compromisos surgidos de las dos últimas revisiones contractuales.
Hace apenas dos años se reformó el mentado estatuto, perdiendo una parte de su espíritu solidario, y ya le están poniendo las manos encima para reformarlo de nuevo, previa invitación a foros en los cuales toman nota nada más de lo que les conviene y dejan de lado lo que les impide reforzar el control por parte del Comité Ejecutivo Dorado. En la revisión del estatuto anterior, escuché a un delegado sindical proponer se otorgara más poder al Secretario General porque “así es en el SNTE”!!!! Por ese camino se ha venido reforzando el ejecutivismo y más adelante no sería extraño se entreguen derechos sindicales a cambio de beneficios personales. Cualquier cosa puede pasar: ya se firma el Contrato Colectivo de Trabajo muchos meses después de haberse desistido de una huelga o de haberla levantado, dizque porque son revisiones de estilo. Si como dicen los priisitas: forma es fondo, en esas revisiones de la forma se pierde el fondo.
Argumentan que las modificaciones por hacerse al estatuto serán superficiales y que las de fondo se votarán en Asamblea General. Aún estamos esperando la Asamblea General que apruebe las reformas esenciales aprobadas hace dos años por el Consejo General de Delegados. Mencionaré sólo tres: ahora, de acuerdo al estatuto amañado, el Secretario General preside el Consejo General de Delegados; si este funcionario no cita, o se marcha de la mesa, no hay Consejo y puede seguir tomando decisiones a nombre del sindicato, sin tomar en cuenta a los representantes de las delegaciones. En aquella ocasión se proponía establecer en el estatuto que el Secretario General presidiera también la Asamblea General; no lo lograron en esa ocasión, pero quizá en esta sí avancen por el rumbo de establecer bases más firmes para que el charrismo asome algo más que las orejas, las botas y el sombrero. También anotaron en el estatuto que éste debe reformarse cada dos años, tal obligación permite que cualquier grupo encaramado temporalmente en la dirección sindical pueda reformarlo a su antojo. No quiero insistir en el tufillo que estas medidas dan a presidencialismo vende patrias; precisamente a esa práctica que ha venido manoseando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Los reformadores dorados están como Varguitas, el personaje de la película La Ley de Herodes.
Todo puede ocurrir con el tipo de delgados que suele elegirse, los hay que funcionan como los comisionados del SNTE, pues no asisten a impartir clases, otros que desconocen el estatuto y el Contrato Colectivo de Trabajo y, otros más, que son delegados porque así conviene al Jefe de Departamento, pudiendo reunir las tres cualidades al mismo tiempo.
Esos delegados a veces suelen votar contra sus representados y contra sí mismos. Así ocurrió hace unos dos años con motivo de la distribución de los recursos de las cláusulas de monto fijo. El Comité propuso destinar una parte significativa a la mansión que se construye a sí mismo y una minucia a la despensa. Propuse invertir esa proporción a favor de la despensa, señalando el atractivo para quienes desearían jubilarse y no lo hacen por la importante disminución de sus ingresos, lo cual dejaría plazas disponibles para los aspirantes, algunos de ellos presentes allí. El líder de la corriente dorada argumentó a favor de su edificio: había que invertirle a la organización y no a los asuntos individuales, dijo. Dejó claro que para él la organización no es posible sin un edificio fastuoso y que la jubilación de los profesores es individualismo. El mundo al revés: el burocratismo es organización, a su entender,  y el derecho de cada agremiado, consignado en la Ley Federal del Trabajo, es individualismo. Se votó mi propuesta: el edificio obtuvo 25 votos y la despensa, que recibe cada profesor, incluyendo aquel que se ha jubilado, obtuvo un voto. ¿Qué se puede esperar de delegados que votan como su líder les indica, sin consultar a sus representados? No es otra cosa que la vieja y tradicional disciplina priista, que ha conducido al Congreso de la Desunión a aprobar la entrega del petróleo de la Nación a las empresas multinacionales.
El pasado 29 de enero se sometió a votación tres propuestas, la primera tiene que ver con la creación de una delegación de personas que ya no tienen relación laboral con la Universidad de Sonora, las cuales estarán interviniendo en la vida interna del STAUS. En lugar de la propuesta demagógica de una delegación para los jubilados, lo que ellos requieren es ingresos; el Contrato Colectivo de Trabajo contempla que es el sindicato quien decide la cantidad de dinero que se destina de las cláusulas de monto fijo a la despensa, único ingreso que los jubilados obtienen de la Universidad de Sonora. ¿Por qué los sucesivos Comités Ejecutivos Dorados se han obstinado en construir un nuevo edificio sindical, desviando los recursos que pueden ser destinados a toda la planta académica, incluyendo los jubilados?
La segunda propuesta votada fue la no reelección de delegados y subdelegados durante tres años. Hace poco más de dos años hice la propuesta de que en la conformación de las representaciones delegacionales, quien ganara fuera delegado y el segundo lugar subdelegado, para aumentar la participación de los miembros de las delegaciones. Por supuesto, no lo aceptaron  y en lugar de ello ahora se proponen restringir la participación. La raíz de esta propuesta es el conflicto que la corriente dorada tiene con los delegados de Navojoa, a ellos está dirigida esa reforma, pero afecta a todo el sindicato.
La tercera propuesta es la de crear un órgano de poder que suplante a las delegaciones y a la asamblea general, este es el camino que hace años tomó el SNTE, y que le permitió a Elba Esther Gordillo ser nombrada líder vitalicia. En uno de esos congresos resolutivos, más adelante pueden ungir al líder “moral” de la corriente dorada como líder vitalicio del STAUS.
Una práctica surgida del mejor repertorio priista es  proponer, propagandizar, levantar una votación y contar los votos, sin escuchar otros puntos de vista y, menos, someter a votación otras propuestas. Pude apreciar como los mismos que impulsan las reformas, estaban en las mesas, ---supongo habrán contado los votos--- y, luego, dejar un papel pegado en la pared con los supuestos resultados. ¿No es lo mismo que tanto se criticó por años al sistema electoral mexicano? Nada de eso elimina la obligación de votar en asamblea general, con quórum, dichas propuestas; igual cosa debe ocurrir con el estatuto ilegítimo que hoy sirve de fundamento para la nueva reforma. Por cierto, incluso este mismo estatuto está siendo violado.
Por último, la corriente dorada se ha mantenido durante más de un sexenio en las oficinas del STAUS porque la administración de la Universidad les ha creado un cartel de ansiedad: numerosos profesores sin estabilidad laboral a quienes no les pueden ofrecer seguridad en el empleo, por la razón misma de que la institución no crece, por más que sus administradores digan lo contrario. Parodiando a un clásico: nuestro sindicato es demasiado importante para dejarlo en manos de burócratas con almas de priistas.

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