La estrategia del gobierno parece
ser: dejar que las protestas y las organizaciones sociales se pudran. El
bloqueo carretero en Vícam es una muestra.
El Sindicato de Trabajadores y
Empleados de la Universidad de Sonora (STEUS) requiere valorar con cuidado el
carácter del régimen político que domina el país, pues éste cambió sus maneras
de actuar desde hace algún tiempo; ya no es proclive a lidiar con los cuerpos
intermedios de la sociedad (especialmente con los sindicatos), si tales cuerpos
no son afines a sus intereses de clase.
El régimen vigente únicamente
favorece los intereses privados, especialmente si son monopólicos, y desdeña lo
público, lo social y todo aquello que implique demandas colectivas, surgidas de
lo profundo del pueblo mexicano.
El Rector de la Universidad de
Sonora no debe olvidar que, si bien puede otorgar poderes a otros, es el
representante legal de la Universidad y, en última instancia, es el responsable
de lo que a ésta le suceda.
En esta etapa de la historia de
la patria, en la que los intereses monopolistas privados, internos y externos a
ella, se han apoderado de las instituciones del Estado nacional, lo público se
ha vuelto prescindible, incluyendo los bienes públicos y la soberanía nacional
misma. La Universidad de Sonora es uno de esos bienes públicos de los que el
régimen político puede estar dispuesto a desprenderse y, si es posible,
desaparecer. Los universitarios debemos entender que el régimen político ya no
tiene rumbo, no es patriótico, ni le interesa el destino de la Nación mexicana;
que si algún rumbo contempla es el de utilizar el Estado mexicano para
contribuir a la acumulación foránea de riqueza, de la cual los políticos
involucrados en la subasta de bienes nacionales esperan participar de manera
individual.
Es sabido que el actual
Gobernador del Estado desfondó el fondo económico que debe cubrir las pensiones
de los universitarios que esperan retirarse, o ya se han retirado, lo cual nos
afecta a todos, incluyendo a los funcionarios universitarios que puedan
sentirse alejados de tales preocupaciones; pero la realidad es más terca que
las pretensiones y tales funcionarios necesitan de una fuerza organizada capaz
de exigir la restitución de los fondos expropiados; los sindicatos tienen esa
fuerza de la que ellos carecen.
Por eso, deben “evitar la
arbitrariedad y el autoritarismo, con lo que su funcionamiento estará regido
por la participación democrática, el consenso de la comunidad y el interés de
mantener la calidad funcionaria.” Esa es la conducta que les ordena la
Exposición de Motivos de la Ley 4, Orgánica de la Universidad de Sonora.